FINK, NADIA / SAÁ, PITU
¡Toc, toc! ¿Abrimos la puerta a otro mundo? Hoy entramos al México de la Revolución, el de 1910, pero también al de las vivas y los muertos, de las muertas y los vivos, que a veces se cruzan de un lado a otro, para que el mundo (el nuestro, el real) sea un poquito mejor. Frida Kahlo y Emiliano Zapata son de esa época. Cada cual, a su modo, puso el cuerpo y el corazón para construir mundos más justos y felices. Se llevaban 28 años de diferencia, pero Frida siempre admiró la Revolución que lideró Zapata, y su legado. Esta es una leyenda, donde la muerte es parte de la vida y del ciclo de la naturaleza. Donde nuestras ancestras y ancestros se celebran con música, comida, bebida y baile, como en una buena fiesta. Entre esos dos mundos andan nuestros personajes, pidiendo tierra y trabajo, pintando el arte del cuerpo roto y creando un símbolo que perdure más allá de todos los mundos, más allá de todos los tiempos.