HERNÁNDEZ, LUCIANO
Las fuentes del diccionario que el lector tiene en sus manos son felizmente atemporales: la mitología, el folclore, la literatura y un inventario siempre secreto, y a veces siniestro, de creencias y supersticiones. Entre sus muchos méritos resulta innegable el scouting de mitos y leyendas americanos, casi siempre ausentes en los diccionarios de procedencia europea. Su tratamiento es onomástico, pero el autor consideró prudente, a fin de minimizar el saldo de un encuentro inoportuno, caracterizar a estas criaturas por sus hábitos y costumbres. En ese sentido, este diccionario bien podría oficiar como un catálogo de ostentas, como una galería de abyecciones zoológicas, reunidas en un libro al servicio de ulteriores investigaciones por parte del lector.