Se puede dejar de ser obeso. Y de fumar. Y de beber. Y de ser adicto a las drogas. La ciencia hoy permite, incluso, dejar de ser hombre o mujer. Pero, ¿puede alguien dejar de ser gilipollas?
Artículos relacionados
Other books of the author
Vista previa: EL HOMBRE QUE ODIABA A PAULO COELHO
This website uses cookies, both its own and those of third parties, to improve your browsing experience. If you continue, we will consider you accept its use.More information